El azúcar puede dar fuerza y tonifica el baso y el páncreas, pero si se produce un exceso de dulce, sucede justamente lo contrario:
Éstos
órganos se debilitan y ocasionan a su vez un estado de baja energía renal y
desmineralización.
Aunque parezca increíble, cuando consumimos azúcar en exceso
tendemos a ser agresivos, impacientes, a presentar dolores de cabeza,
dificultad para conciliar el sueño, falta de concentración y problemas de
memoria.
Además, si el nivel de azúcar en sangre es elevado, los
tejidos y músculos pierden tono y nos volvemos más propensos a infecciones.
Por eso debemos tener cuidado con los alimentos como
pasteles, postres, bollería, dulces, mermeladas e incluso frutas.
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